En las últimas décadas, el panorama internacional ha sido testigo de una reconfiguración del poder mundial, sobre todo en lo referente la hegemonía de Estados Unidos. Aunque su papel en la política global sigue siendo central, su influencia se ha visto gradualmente erosionada frente a otras potencias como China, la Unión Europea y, en menor medida, Rusia.

Si el inicio del siglo XXI estuvo claramente marcado por la “guerra contra el terrorismo” bajo el liderazgo de Washington, el escenario actual es reminiscente al vivido durante la Guerra Fría, con rivalidades entre grandes potencias a través de sus proxies. De esta forma, “El fin de la historia” que profetizaba Francis Fukuyama en la década de los noventa, de un mundo unipolar encabezado por Estados Unidos, parece haber fracasado; imponiéndose en contraposición la visión de Kishore Mahbubani, quien en su “Has the West Lost it?” anuncia un nuevo equilibrio internacional caracterizada por la multipolaridad.

Frente a este nuevo paradigma en la política internacional, resulta crucial analizar cómo evolucionará la política exterior de Estados Unidos y qué respuestas dará a estos cambios. El ascenso del trumpismo, el giro estratégico hacía la región del Indo Pacífico y el auge del aislacionismo dentro del Partido Republicano son , entre otras cosas, factores clase para comprender cómo Estados Unidos busca redefinir su papel en el escenario internacional.