La región de Medio Oriente y Norte de África se encuentra en una encrucijada marcada por la tensión entre procesos de transformación interna y presiones geopolíticas externas. Por un lado, países como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Qatar están apostando por diversificar sus economías más allá de los hidrocarburos, invirtiendo en digitalización, energías renovables y grandes proyectos de infraestructura. Al mismo tiempo, Estados como Marruecos y Egipto consolidan su papel como nodos regionales en logística y energía, reforzando sus vínculos con África y Asia.
Sin embargo, esta dinámica convive con la persistencia de conflictos armados —como en Yemen, Siria y Palestina— y con tensiones sociales ligadas a desempleo juvenil, desigualdad y demandas de mayor apertura política. Desde un enfoque no eurocéntrico, el análisis de MENA buscará incorporar narrativas propias de la región, reconociendo la agencia de sus sociedades y gobiernos en la construcción de modelos de desarrollo y en la búsqueda de autonomía estratégica frente a potencias externas.